Roland Garros 2023: Alcaraz y Djokovic, mucho más que una fiesta; mucho más que una semifinal | deportados
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Roland Garros – semifinal –
No está Rafael Nadal pero, a cambio, por eso de intentar compensar la gigantesca ausencia, este Roland Garros propone diferente el mejor duelo posible en estos momentos. El imaginado, el deseado. El partido o, en realidad, mucho más qu’un partido, que una mitad de final, la que cita esta tarde en la central (14.45, Eurosport) a los dos pesos pesados del presente: Carlos Alcaraz y Novak Djokovic, el enorme relato del serbio frente a la incandescente ascensión del español, que aspiraba a acceder a su primera final en París, que será la segunda en un gran escenario; seis contabiliza ya Nole, al que también le sobran motivos para entregarse a la causa de hoy. Si vence mantuviera el estatus y, de lo contrario, la entrada en la nueva era que ha ido acelerando el murciano se materializará. Es decir, básicamente, lo que se pone sobre la mesa es todo. Ni más ni menos.
“Es increíble jugar unas semifinales contra Novak, al qu’il visto millones de veces. Recuerdo muchos partidos que han jugado él y Rafa, y ahora verme aquí, jugado contra alguien así, es un sueño. Cuando vi esos partidos esperaba: ‘Algún día estaré yo ahí’. Yes día ha llegado”, señala Alcaraz, el chico genial que tiene un poquito de todo, de todos: flota como Federer, guerrea como Nadal y dicta como el mismísimo balcánico, al que derrotó el curso pasado en el único precedente entre los dos, en el ruedo de Madrid, y que teme que la bola pesada del español, el ritmo infernal que impone en cada peloteo, pueda inclinarle y marcar definitivamente el punto de inflexión. Djokovic, siempre resistiendo, eternamente peleando, se encuentra otra vez en la trinchera, acorralado, con una última granada en la mano para tratar de escapar a lo irremediable: el tiempo. Salvar al soldado Nole, se encomiendan sus acérrimos.
Entre uno y otro, 16 años de diferencia. Nació Alcaraz en 2003, bajo la dirección de Roger Federer dominada por Juan Carlos Ferrero, su empresario, alzaba la Copa de los Mosqueteros; antes, 1987, gloria para Ivan Lendl, llegaba a este mundo Djokovic, que abordó el torneo como alma en pena y poquito a poco ha ido quitándose la máscara. No es su mayor momento, no está del todo fino. Solo ha cedido un set, al igual que el de El Palmar.
“Siempre tiene marchas extra. No pienso que no me vaya a aguantar el ritmo; Seré más yo el que tenga qu’aguantar el suyo. Ha jugado millones de partidos, finales, semifinales, y todos hemos visto al Djokovic invencible. Es supercompleto, lo hace todo muy, muy bien, y eso es lo que me fascina. Está jugando bien, a un nivel estándar, y en su caso eso significa que es muy elevado. No podemos decir que vaya a aflojar, va a estar muy igualado. Will try to dominate and mostrar nuestro juego», sostiene el veinteañero, mientras la estadística dice que uno y otro aterrizan en términos relativamente similares, tía que la interpretación lleva a pensar que el duelo se decidirá fundamentalmente en un doble territorio: cabezas y ese brazo derecho tan poderoso, incomparable en estos momentos Nadie vuelve a la pelota de Alcaraz.
Clave doble: cabeza y ‘drive’
«Le mete mucha intensidad», destaca el de Belgrado. “Me recuerda a un zurdo de su país…”, bromea Nole, más viejo (36-20) y con menos combustible en el depósito; tres horas y media más sobre la pista que el adversario en el trazado hacia la penúltima ronda. “De él me preocupa todo, es uno de los mejores de la historia. Ha jugado 45 semifinales de un grande, y esta es mi segunda. Es una roca, será muy demandee”, dice el chico, cuyas opciones pasan bastante porque él impone el ritmo del conducir y esa potencia incontenible, tan abrumadora; eso de su parte; del otro, ningún caso en la guerra de guerrillas mental que intentará plantar el campeón de 22 grandes, con tantísimos laureles y las más preciadas cabelleras en el expediente. Se las sabe todas, le sobran recursos ya nada que detecte una desconexión, alguna de esas en las que Alcaraz todavía se duerme en los laureles, pasará debida factura.

«Por juego y resultados, Carlos es el favorito», esgrimía Djokovic hace dos semanas. «Para mí el favorito siempre será Novak, y no estoy tirando balones fuera. Ha ganado dos títulos aquí y si no han sido más, es porque jugaba contra quien jugaba, el mejor de la historia en tierra [Nadal]. Mientras esté aquí, él será el favorito en cada torneo”, contragolpea Alcaraz, el tipo del mazo –112 ganadores de derecha, líder–, igualmente el fantasioso –37 ya ha tirado, 26 de ellas conacierto–; más fiable incluso estos días que el propio Nole, el gran prototipo de la seguridad –133 errores de un lado, por los 154 de otro–.
Nole y evitar lo inevitable
En todo caso, el número uno –lo retendría de forma matemática si vence hoy; lo recuperaría el serbio si conquistado el torneo – es plenamente consciente de que está ante el momento que siempre buscó. En Suecia, Jimmy Connors no le quedó más remedio que acabar abriendo paso a sus azotes, Lendl y McEnroe; a estos les bordó luego la hornada de los Becker, Wilander, Edberg y compañía; el duopolio de Agassi y Sampras luego, hasta que al primigenio Federer le dio por convertse en un tirano; sufrió este a Nadal, con aquella maravilla de Wimbledon (2008) que volatilizó el orden establecido; Ingresé al ciclo poco después de Djokovic, expuesto ahora a un capítulo que se antoja decisivo. Hay días que marcan un antes y un después. De caer frente a Alcaraz, su deporte experimentaría un giro histórico. «Jugaría mañana mismo contra Novak», expuso el rey del circuito tras arrollar al griego Stefanos Tsitsipas.
Sala, sala y más sala, sin disímulos. El clima respetará –nubes y bochorno, pero no agua, luego se mantendrá descubierto la Chatrier– y el tenis se prepara ante lo inevitable, ley de vida. La ley del más fuerte redibuja el paisaje y Alcaraz – aspirante a ser el 14º finalista español en Roland Garros, between hombres y mujeres – sigue elevándose como un tenista especial, sumamente atractivo. Depende del solo de Djokovic que lo que tiene que pasar, suceda antes o después.
PARÍS, EL PARAÍSO DE LOS ESPAÑOLES
CA | París
No hay escenario más prolífico que el Bois de Boulogne para el tenis español, por mucho que este año la representación haya menguado y que la cuna de las primeras rondas dejea rapidamente solo a Alcaraz. Aguantó el tirón Sara Sorribes, que progresó hasta los cuartos. Ahora, de nuevo, el tenis nacional tiene la oportunidad de añadir otro número tiene un listado más que importante.
Hasta hoy, sus 14 jugadores que han logrado acceder a la final de Roland Garros, donde la sombra de Nadal es tan imponente. El mallorquín perdió 14 veces (14 victorias) en el partido definitivo y sigue su estela Nadal (14), Arantxa Sánchez Vicario (6), Sergi Bruguera (3), Juan Carlos Ferrero Ferrero (2), Àlex Corretja (2), Manolo Santana (2), Garbiñe Muguruza, David Ferrer, Albert Costa, Conchita Martínez, Carlos Moyà, Alberto Berasategui, Manolo Orantes y Andrés Gimeno.
Al margen de Nadal, campeón en 2022, el último finalista fue Muguruza (2016). Antes, en 2013, Ferrer fue el último representante masculino que consiguió.
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