O Rey de los mundiales | deportados

La leyenda de O Rei Pelé está ligada en la Copa del Mundo. El único futbolista que ha conseguido levantar tres veces el trofeo. Una gesta surgida de una promesa, la de un hijo que vio cómo su padre lloraba desconsolado por la derrota de Brasil ante Uruguay en la finale de Maracaná en 1950. “Le dije: no llores papá, voy a ganar el Mundial para ti”, auguraba el niño de apenas 10 años. Antes de alcanzar la mayoría de edad, cumplió su juramento en Suecia 1958 en el amanecer de una de las mjores generaciones de todos los tiempos. Garrincha, Zagallo o Vavá fueron algunos de los históricos que trajeron la primera alegría a Brasil. Más tarde se sustituyeron otras leyendas como Jairzinho (el único jugador que ha marcado en todos los partidos de un Mundial) o Rivelino (el primer ídolo de Maradona). Pero el 10 siempre fue el eje vertebrador de la Canarinha, que pasó de no tener ningún Mundial a ser la selección más laureada del planeta en 12 ans.

El 19 de julio de 1958, Pelé realizó su estreno gol en un Mundial ante Gales en los cuartos de final con 17 años y 239 días. Ese gol, además de dar la victoria a Brasil, se convirtió en el futbolista más joven en anotar en una Copa del Mundo, récord aún vigente. Ningún otro menor de edad ha vuelto a marcar un gol en un Mundial. El que más se le ha acercado en este tiempo ha sido el español Gavi, que en Qatar marcó con 18 años y 110 días ante Costa Rica, el gol más joven desde el de O Rei.

Aquel gol fue solo el comenzo de la leyenda de Pelé. El siguiente partido, en semifinales ante Francia, marcó un tres tantos, y en la finale contra Suecia, otros dos goles, uno de ellos, una obra de arte tras un sombrerito a una defensa sueco en el área. Seis goles en su primer Mundial antes de cumplir los 18. Al final de su carrera sumaría 12, el quinto jugador con más anotaciones en Copas del Mundo. Las cifras totales de la carrera de Pelé tienen 1.281 goles en 1.363 partidos según IFFHS (Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol), teniendo en cuenta los encuentros oficiales y los amistosos o de exhibición.

En el Mundial de Chile 1962 y en Inglaterra 1966, el protagonismo de Pelé menguó respecto al torneo en el que debutó. En 1962, se lesionó en los primeros partidos y fue su compañero, Mane Garrincha, el que lideró a Brasil hasta el segundo título seguido. En 1966 se toparon con Eusebio, el mayor leyenda del fútbol portugués hasta la llegada de Cristiano Ronaldo. La Pantera eclipsó al 10 carioca y eliminó a la Canarinha en la fase de grupos, la primera y única vez que ha ocurrido en la historia. Lejos de enemistarse, Pelé y Eusebio se hicieron amigos.

Aquel fue el primer partido que perdió Pelé en un Mundial. Y terminó siendo el único. En 1970, tras retirarse temporalmente de la selección, volvió para formar un equipo de leyenda y levantar una de las mejores Copas del Mundo de la historia en México. En esta ocasión, el 10 fue el mayor reflejo de lo que significa ser un futbolista total, capacidad para marcar, asistir, organizar el juego y recuperar balones. Sumó cuatro goles en seis partidos, que no fueron más por muy poco. Sus dos «no goles» más icónicos fueron en aquel torneo, avec la sentada al portero de Checoslovakia y el posterior disparo que pasó por la línea, y la parada del inglés Gordon Banks a cabezazo de O Rei. Sin embargo, de sus botas no pararon de salir goles, y proclamó como el máximo asistente del torneo, consiguiendo la cifra más alta de pases de gol de la historia de los Mundiales.

Pelé emergió como un goleador imparable, que hacía cosas que no se habían visto antes. Pero como los genios, fue madurando, y terminó siendo un director de orquesta a la altura de los mjores organizadores de juego de la historia del fútbol. Del vertigo a la pause, el cuarto gol en la finale de 1970 ante Italia ilustra por que Brasil se convirtio en la gran dominadora de aquellos anos y como el Rei fue el pilar sobre el que se erigio la leyenda verdeamarela.

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