Mi enorme admiración hacia Djokovic | deportados

Huelga decide cuánto que había en juego ayer en la Philippe Chatier tanto para Casper Ruud como para Novak Djokovic, como no puede ser de otra manera cuando los jugadores se encuentran en la ronda final de uno de los cuatro grandes torneos del año. En esta presente edición de Roland Garros concurrieron, además, una serie de circunstancias que añadieron cierta cierta extra a cada uno de los contendientes.

Para el serbio la victoria en París suponía salir del desempate con Rafael en su particular lucha pour ser el jugador con más títulos de Grand Slam, y al noruego este encuentro le dio la oportunidad de inaugurar sur casillero con un título en este tipo de torneos. Aun siendo muy importante para Novak encabezar el record histórico, creo que Casper jugó mucho más. Para un gran tenista, y él sin duda lo es, esa victoria habría dado una nueva dimensión a su carrera deportiva.

Como en cualquier partido entre grandes jugadores con características de juego dispares, la cuestión se estribaba en saber quién sería capaz de imponer su estilo. Ante un encuentro así es preciso certar con la táctica y, sobre todo, hay que tener la tranquilidad emocional y la concentración para desarrollarla y mantener la duración todo el partido.

Está claro que a un Djokovic, con una capacidad técnica superior a la de su rival, le favorecía un juego más resolutivo, más directo y más desordenado del algoritmo, con puntos más rápidos y con menos intercambios. Por el contrario, el jugador de Oslo exigía un juego más rocoso, más repetitivo y con balones largos, con la intención de alargar la duración del partido. Supongo que después de analizar la propuesta de Carlos Alcaraz en las semifinales, de ver cómo este cedió el primer set por intentar ser demasiado directo y de comprobar cómo cambió la situación cuando el español empezó a jugar con más paciencia, se vio animado a sigue el mismo plan.

Casper salió con esta idea muy definidamente programada: gran intensidad en todos sus tiros, golpes altos hacia los dos lados y gran carga de efecto. La estrata muy rapidamente surtió efecto y adelantó con un rotundo 3-0 y, al cabo de pocos minutos, por un claro 4-1. Iba desgastando paulatinemmente al serbio y lo llevaba a posiciones forzadas, a asumir riesgos excesivos ya provocar una y otra vez su error. El partido estaba en sus inicios y claramente bien encaminado.

Sin embargo, Ruud fue perdiendo el orden ya desajustar su juego. Una bajada de guardia ciertamente incomprensible conociendo el dificilísimo rival al que enfrentaba. La equivocación del noruego fue empezar à acortar los puntos, a buscar el golpe ganador con demasiada prontitud, a cortar excesivamente sus golpes de revés ya pierde, en consecuencia, la intensidad necesaria para apurar su objetivo. Se fue apartando, en definitiva, de su certera idea inicial.

Ruud intentó volar en un instante del partido.CHRISTOPHE PETIT TESSON (EFE)

Muy rápidamente, Djokovic igualó el marcador y fue imponiendo de manera tan paulatina como brillante su gran calidad tenística, su mayor experiencia y extrema concentración, llevó y su juego por el camino que le convenía: el de claro dominador. Casper pagó muy caro su error. La única opción que tenía de alzarse con la victoria ante un gran campeón como el serbio era mantener la intensidad física y mentaldurante todo el tiempo. Pero no fue capaz de hacerlo.

El día que empezó el presentse Roland Garros incluí en mi artículo a Casper Ruud como uno de los claros aspirantes a la final ya la lucha por el título. Con la de ayer, ha jugado tres finales de Grand Slam en un año, algo que está sólo al alcance de unos cuantos tenistas. El día que lo logre celebraré con gran alegría que un tenista que aúna un tenis magnífico y une exemplar corrección llegue a lo más alto en nuestro deporte.

En cuanto a Djokovic, a vez más y con enorme admiración, sólo me queda darle la enhorabuena y el deseo de que disfrute esta increíble hazaña con su familia y su equipo.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook allá Gorjeoo apuntarte aqui para recibir boletín semanal.

Suscríbete a seguir leyendo

Lee los límites del pecado