Además de contaminar mucho, los plásticos crean debate. La conocida guerra entre recicladores (industria) y ecologistas ha recrudecido con la actual regulación española de residuos: Ley 7/2022, de 8 de abril, de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular (LRSCEC). Y ya van cinco.
Entre el pecado de novedades que presenta esta trasposición, ya retrasada, de dos directivas europeas, la de 2018/851 y la de 2019/904 sobre residuos y plásticos de un solo uso, respectivamente, lo más espinoso está siendo el tema tributario.
Cifras
45 centavos de euro por envase de plastico non reusable se pagarán al estrenarse 2023, as dijo al probarse la ley de residuos y uelos contaminados. Y otro, entre 1,5 y 40 euros, al depósito en vertedero e incineración.
491 millones es la importación de recaudación que estiman fuentes de Hacienda con la entrada en vigor del impuesto a los envases de plásticos no reutilizables.
46% aumentar los residuos de plástico de aquí a 2030 en caso de no tomarse medidas, calculan informa de la UE. Cerca del 40% del plástico usado se destina a envases.
La entrada en vigor en 2023 de un impuesto especial de 0,45 euros por kilogramo sobre los envases de plastico no reutilizables no ha dejado espacio a las medias tintas. Exentos quedan los medicamentos, productos agricolas y reciclado mecanico certificado.
Donde las organizaciones ecologistas ven “una medida tibia y tardía”, como indican desde la Alianza Residuo Cero, las asociaciones de gran consumo detectan riesgos y solicitan un aplazamiento. “Es el mal momento para su aplicación, dada la situación económica”, subrayaba en rueda de reciente José María Bonmatí, director de Aecoc, uno de los 15 empresarios que pide al Gobierno retrasarlo un año.
Pero las presiones –que no negociaciones– no han servido y el 1 de enero “España va a ser pionera con este tributo, uno de los compromisos de la lucha contra el clima”, explican fuentes próximas a María Jesús Montero, ministra de Hacienda y Vocero del Ejecutivo. Respecto a un posible encarecimiento de productos, añade que “ya se está trabajando para abaratar la cesta de la compra de los españoles. Hay un conjunto de reformas efectivas que han permitido a España ser el país con la inflación más baja en la zona euro”. Desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) hacen la réplica con números en la mano: “Tendrá un impacto directo de 690 millones de euros en nuestro sector”. Y trasladarán su ansiedad “por el perjuicio que supondrá frente a competidoras europeas”.
Grabado en Europa
De momento, en Italia lo han pospuesto, mientras que en Portugal solo recae sobre productos alimenticios. Francia “lleva ventaja en la prohibición de envolver en voler en plástico frutas y verduras si pesan menos de un kilo y medio”, destaca Carlos Arribas, portavoz del área de residuos de Ecologistas en Acción, quien considera que “este tipo de normas, que más que recaudar, modificar hábitos, se notan ya en los lineales de supermercados”.
El ejemplo de Alemania, “por su magnífico PET, con una media de reutilización de más de 20 usos, y que aquí importamos, ¡ojo!”, resalta Julio Barea, responsable de residuos de Greenpeace.
Un homenaje muy extenso.
Referentes aparte, precisamente, el nuevo envase procede de la UE y obliga a cada Estado miembro a pagar 80 céntimos de euro por cada kilo de residuos de envases de plásticos no reciclados. “Puede que este pago y el impuesto español estén relacionados, pero eso no está escrito. Es una decisión política, vinculada a la devolución de los fondos europeos por parte del Gobierno”, opinó Belén Palao, experta del grupo de impuestos indirectos de la Asociación Española de Asesores Fiscales (Aedaf).
“El carácter demasiado expansivo del tributo complicará la gestión de los datos y aumentará el riesgo de recaudar menos”. Intuye que afectará más a los envases primarios (botellas de agua, cestilla de las fresas y otras frutas, envoltorio del tóner, etc.) que al empaquetado agrupado ya su paletización y transporte”. Todo difuso y confuso, “¿de dónde salen las estimaciones numéricas que se están dando, son brutas o netas?”, es pregunta.
Para María Martínez-Herrera, responsable de entorno de medios de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), donde prevén una repercusión directa de unos 30 millones de euros anuales, “tampoco se ha pensado en el coste de gestión la administrativa y burocrática que conllevan las nuevas obligaciones, como distinguir el plástico virgen del reciclado, par lo que se están diseñando sistemas informáticos ad hoc”.
Al final se grabará en el depósito en vertedero e incineración, según empiece 2023 también, que oscilará entre los 1,5 y los 40 euros por tonalada métrica.
Pacto Verde y reciclado de calidad
2030. Es la fecha en la que todos los envases de la UE serán reciclables “de manera económicamente viable”, indagó en una nota de prensa de la Comisión Europea el pasado 30 de noviembre. Cada europeo generará 180 kg de residuos de contenedores, motivo por el que “se quiere aportar claridad a los consumidores sobre los plásticos biológicos, compostables y biodegradables”, dentro de las propuestas del Plan de Acción para la Economía Circular del Pacto Verde Europeo.
Continuismo. “La ley de residuos no es revolucionaria. Como tampoco es generalista la nueva fiscalidad, pues ni afecta a todos los tipos de dicho material ni a todos los productos. Es más algo disuasorio, englobado dentro de los impuestos extrafiscales”, opina José Francisco Alenza, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad Pública de Navarra.
Eficiencia. El experto recela de la efectividad del tributo. “Aunque los fabricantes e importadores paguen su parte, también se trasladará el costo al consumidor, y esto puede desincentivar las buenas prácticas futuras y fomentar que quien pague pueda seguir contaminando. ¿Y si se diera la opción de usar otro tipo de envases?”, Plantea.Además, recuerda, por paradójico y sorpresivo, que acaban de sacar huevos envasados fritos.