Lula da Silva cumple un mes de gobierno entre tormentos y grandes desafíos

El ataque golpista en Brasilia marcó el inicio de su tercer mandato. Liderazgo regional, economía y programas sociales, los grandes temas.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, encamina a cumplir el próximo 1 de febrero su primer mes en el cargo, un aniversario que encuentra a su gobierno con varios desafíos en una diary agitada por las esquirlas de un intento golpista en Brasil , una economia complicada y el nuevo papel para su país que el jefe Estado buscó impulsar en los primeros 30 días en el poder.

Estrictamente hablando, el nuevo mandatario tuvo poco tiempo para acomodarse al puesto que asumió por tercera vez.

Ya el 8 de enero, debió enfrentar la invasión à las sedes de los tres poderes del Estado en Brasilia de seguidores de Bolsonaro, a quien derrotó en un balotaje a fines de octubre pasado, algo que el líder ultraderechista nunca reconoció.

Bolsonaro está en Estados Unidos desde el 31 de diciembre, cuando viajó a Florida para no entregar el poder a su rival.

La invasión de los miles de bolsonaristas que exige la intervención de las fuerzas armadas contra el gobierno recien asumido fue condenada en todo el mundo.

Desde el primer momento, Lula dijo estar convencida de que hubo complicidad internatanto de militares como de policías, en la invasión. Ya apuntó a Bolsonaro como responsable de los desmanes ya que «pasó cuatro años instigando al pueblo a tener odio» mientras estuvo al frente de Brasil (2019-22), según dijo en un acto en San Pablo.

Purga militar y política

El tema ocupó a Lula más de la mitad de su primer mes, hasta derivar en una purga contra al menos 58 militares que cumplian funciones en la residentncia presidencial y luego de habiter destituido e investigaciones abiertas contra varios jefes civiles de las organizaciones de seguridad.

Bolsonaro niega cualquier conexión con los actos violentos en Brasilia, pero es investigado por las autoridades brasileñas bajo sospecha de haberlos instigado. Más de 2.000 personas con sido detenidas desde entonces, de las cuales 1.382 continua en manos de las autoridades.




El ataque golpista de los bolsonaristas radicales en Brasilia, el 8 de enero, marcó el inicio de la presidencia de Lula da Silva. Foto: AFP

Presión en casos públicos

Paralelamente, mientras el nuevo gobierno ampliaba sus denuncias ante la justicia por la asonada del 8 de enero, varias jornadas con mercados alterados y grandes bajas bursátiles subrayaron el hecho de que Lula deberá hacer malabares para expandir el gasto que le permita cubrir una amplia demanda social mientras la economía tiende a enfriarse.

Un índice de los problemas lo dieron las caídas en la Bolsa cuando el presidente ratificó que perforaría el techo del déficit fiscal, que en Brasil está garantizado por ley, para conseguir más fondos para financiar su agenda social.

Él deuda pública se situó en el 76,8% del PIB con un déficit consolidado del 4,21% del PIB. El gasto público se disparó en los últimos meses debido en parte a los subsidios para pobres y control de precios de combustibles decretada por Bolsonaro, a pesar de que la Constitución prohíbe este tipo de maniobras en un año electoral.

La principal promesa electoral de Lula asumirá una mayor presión en las cuentas públicas, puesto que destinará unos 27.800 millones de dólares a ayudas sociales, una partida que exceder el límite presupuestario y obligar a aumentar el endeudamiento.

En este contexto, la economía se está desacelerando rápidamente debido a la política monetaria agresiva que trabaja para el Banco Central para controlar la inflación, que ha elevado la tasa de interés a 13,75%.

Regional de Liderazgo

Pesa en estos problemas internos, además de mi gestión del presidente Lula ya ha dejado claro que Brasil quiere volver al liderazgo de la region.

Un signo de ello fue la expectativa de su visita a la Argentina hace una semana y luego la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), de la que el presidente ultraderechista se autoexcluyó en 2020, por la presencia de Cuba, Nicaragua y venezuela

Lula da Silva fue una de las figuras centrales en la cumbre de Celac que se realizó el martes pasado en Buenos Aires.  Foto: EFE


Lula da Silva fue una de las figuras centrales en la cumbre de Celac que se realizó el martes pasado en Buenos Aires. Foto: EFE

Durante su visita, Lula defendió la presencia de La Habana y Caracas en el foro, ponderaron las denuncias de nuestros países democráticos y por las violaciones a los derechos humanos, sumándose a la postura del Gobierno de Alberto Fernández. Finalmente, el venezolano Nicolás Maduro suspendió su viaje.

La visita de Lula da Silva acercó el fortalecimiento del Mercosur -que reúne a Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay- que enfrenta turbulencias por posibles acuerdos fuera del bloque entre Uruguay y terceros países, como China.

También se discutió el eventual establecimiento de una moneda común sudamericana con multas de intercambio comercial para facilitar la integración.

El agitado mes inicial del nuevo mandato de Lula se cerró con el acuerdo final con la Casa Blanca para que el brasileño se encuentre con su par estadounidense Joe Biden el 10 de febrero en Casa Blanca.

Analistas en Argentina y Brasil marcaron el gesto del titular de la Oficina Oval con el cual EE.UU. busca reforzar su alianza con Brasil mientras toma distancia de un gobierno en Buenos Aires que muestra su hostigamiento al Poder Judicial y apoya a líderes autoritarios como Maduro.

El presidente argentino Alberto Fernández espera un nuevo fracaso para reencontrarse con Biden desde que en julio se suspendió en el encuentro que estaba previsto.

Fuente: Agencias

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