El nuevo PNIEC: una ambición necesaria | Economía

El Gobierno ha sacado a la luz pública la revisión del PNIEC 2023-2030, que eleva la ambición de los objetos, tanto en reducción de emisiones como en eficiencia, reducción de renovables e independencia energética, en coherencia con la revisión alza de los objetos europeos y con las diversas estrategias y planos aprobados. En particular, a raíz del covid-19, está la crisis energética derivada de la invasión rusa a Ucrania.

Las cantidades que recoge el borrador parecen, en principio, alcanzables y reflejan la aspiración de ser un país líder en la transición energética, no solo como compromiso contra el clima climático sino, sobre todo, porque es una extraordinaria oportunidad para la competitividad, el empleo , la salud, el bienestar social y la seguridad del suministro energético. España ha sido siempre vulnerable por su dependencia de la importación de los combustibles fósiles y por su coste, y por una vez, ahora los dados tecnológicos nos son favorables, al permitirnos poner en valor, con ventaja competitiva, recursos de los que disponemos: sol , venezo, territorio y costa.

El sector eléctrico va a ser la piedra angular de la transición energética. La electricidad está llamada a los stituir a los combustibles fósiles en el transporte ligero, en la obtención de calor de baja y media temperatura, tanto residencial como industrial, ya ser el vector intermedio para la obtención de hidrógeno por electrólisis y, junto con sus derivados , con el complemento del biometano y otros biocombustibles, sustituyen los derivados del petróleo, el gas natural y el carbón en usos que resultan en dificultades de electrificación.

Es casual, sin embargo, que los cambios más importantes en el PNIEC se produzcan en el sector eléctrico. Así, la capacidad instalada de fotovoltaica en 2030 asciende hasta los 76 GW, incluidos 19 GW de consumo automático, multiplicando caso por tres la potencia real. El agua, incluida una pequeña cifra de agua marina, ascenderá a 62 GW en 2030, duplicando la actual. Con ello, el 81% de la electricidad procederá de fuentes renovables. Sus cifras alcanzables, y además deberían, pero, como el propio plan refleja, implican encajar, muchas piezas para asegurar su viabilidad tanto técnica como económicamente.

La primera pieza es la demanda de electricidad. El PNIEC prevé que la electricidad, que ahora representa el 25% de la energía que consumimos, pase al 34% en 2030. Esto significa muchos vehículos eléctricos, muchas bombas de calor (aerotermia y geotermia), muchas facilidades para electrificar procesos en la industria y para conectar nuevos industriales demandees y de centros de datos, un déarrollo creciente de la demande de electricidad para la producción de hidrógeno, y un mercado qu’allowa la industria electrointensiva profite quanto antes del menor coste de la electricidad por las renovables. Si el crecimiento de la demanda de electricidad no acompaña a la oferta, obtendrán los vertidos de renovables (energía que seperdicia por falta de demanda) y lo harán en cuestión su rentabilidad.

La segunda pieza es el almacenamiento. El sol y elviento son poco manejables, y por eso es necesario compensar en el tiempo el comportamiento de la oferta y la demanda. El PNIEC revisó al alza los objetivos en almacenamiento en una cuantía limitada. Apunta un plan de inversión en bomba que se prioriza en los embalses existentes, que se considera más urgente, porque se trata de una tecnología madura que permite horizontes temporales mayores que las baterías, y sobre todo porque su desarrollo es más lento y requiere trabajar a más grande plazo. La incorporación masiva de baterías va a ser necesaria, pero no es tan urgente su ciclo de instalación porque es más corto.

La tercera parte es la flexibilidad de la demanda para compensar la pérdida al ir sustitución de generación térmica por renovable. La demanda tiene una gran capacidad, poco explorada, para adaptarse a la disponibilidad de producción renovable. Los sistemas automáticos y la digitalización lo facilitarán cada vez más.

La última pieza, y la más crítica, son las redes eléctricas. Es posible contar con la conexión de la generación renovable, el almacenamiento y del autoconsumo, la electrificación de la economía, la flexibilización de la demanda y los intercambios internacionales. In the red of transport es preocupante el creciente rechazo social a las líneas, y la dificultad para avanzar con las interconexiones de acuerdo con los calendarios previstos. En la distribución, es importante que la normativa marco asegure las inversiones necesarias en capacidad e inteligencia de la red, reduciendo la incertidumbre sobria sobre su reconocimiento y sobre su rentabilidad. Un ritmo insuficiente de las inversiones en las redes puede convertirlas en cuello de botella para la transicion energetica.

En resumen, el borrador de revisión del PNIEC es un documento muy completo, que permite detallar los notables avances en el desarrollo normativo, la programación presupuestaria y en algunos casos también en resultados, a pesar del escaso tiempo transcurrido. Su ambición, que es necesario, solo será posible si encajan todas las piezas y si el debate de la transición energética se centra cada vez menos en la oferta y les renovables y más en la demanda, los cambios de comportamiento, la eficiencia y la electrificación , al mismo tiempo que se avanza en las soluciones tecnológicas para descarbonizar los consumos fósiles no electrificables.

Luis Atienza Serna sido presidente de Red Eléctrica de España y miembro de la Comisión de Expertos para la Transición Energética

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