«El estado de derecha en el muro», una radiografía del gasto público

Libro. Los términos del debate sobre el gasto público en Francia son los mismos desde hace cincuenta años, desde que el Parlamento vota presupuestos deficitarios. Por un lado, un estado excesivamente derrochador; por otro lado, las empresas frenadas por la incesante subida de los gravámenes. Apoyada en cifras, la economista Anne-Laure Delatte, profesora de la Universidad Paris-Dauphine PSL, desmonta estos clichés con algunas observaciones en El estado correcto en la pared..

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Sí, el Estado ha seguido acaparando una parte cada vez mayor de la riqueza nacional: un tercio del producto interno bruto (PIB) en los años 60, más del 40% en los años 70 y 80, casi el 45% en los años 90, 46,7% en 2021. No, no son las empresas, sino los hogares, los que soportan la mayor parte de esta carga. Para tratarlo, el autor no se ciñe a los tipos impositivos y de cotización oficiales, sino a las cantidades efectivamente percibidas por Hacienda y la Seguridad Social, porque ello permite tener en cuenta innumerables exenciones, nichos y bonificaciones entre las que no se benefician contribuyentes Y, sobre todo, las empresas…

Resultado de esta larga y tediosa inmersión en las estadísticas: en 1949, los impuestos que pesaban sobre los hogares afectaban al 15% del PIB, los que recaían sobre las empresas, al 4,7%; En 2021, estas cifras son del 23,8% y del 5,9% respectivamente: es por tanto sobre los hogares, y en primer lugar los más modestos, sobre los que más ha pesado la subida de impuestos. Por qué ? Porque son los impuestos sobre el consumo (sobre todo el impuesto sobre el valor añadido) y sobre el trabajo (contribución social generalizada y contribución a la devolución de la deuda social) los que más se han acelerado, mientras que la multiplicación de nichos ha frenado el aumento de los impuestos sobre las empresas y la riqueza de los más ricos.

Sin embargo, se objetará, el grueso de los gravámenes a las empresas no procede de los impuestos sino de las cotizaciones a la seguridad social. Pesan el doble en las empresas que en los hogares, y el doble de sus impuestos. Pero, si este peso cayó del 5,4% al 9,9% del PIB entre 1949 y 1984, entonces, a diferencia de otros gravámenes, disminuyó del 9,9% al 8% entre 1985 y 2021, en nombre, concretamente, de la reducción de costes y la competitividad de las empresas.

Pregunta formulada en nuevas tarifas

Nada de esto sería muy grave si, por el lado del gasto, los hogares y las empresas compartieran el maná público en proporción a su contribución. Este no es el caso, dice Anne-Laure Delatte, nuevamente con cifras de apoyo. Si nos atenemos únicamente a las subvenciones directas, las que se pagan a los hogares fluctúan, según el período, del 1,6% al 2,3% del PIB, y se mantienen en torno al 2,3% para las empresas. Pero la autora añade a esto los vacíos fiscales, incluidos los que se dice «rebajados» (ahora exenciones permanentes), que ella equipara a un gasto -al igual que las cuentas nacionales, además-, ya que se trata de actos por cuenta del Estado de un déficit. La participación de las empresas en el gasto público pasa entonces del 9,7% del PIB de media desde 1979 al 13% en 2021, mientras que las ayudas a los hogares, nichos incluidos (que benefician primero a los más ricos entre ellos), se mantuvieron estables.

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