Hace meses que los supermercados de Estados Unidos venden calabazas. El país lleva meses preparándose para Halloween, prácticamente una fiesta nacional y en la que el país no escatima: el año pasado el gasto ascendió a 12.200 millones de dólares (entonces, la misma cifra en euros), según la Federación Nacional de Minoristas, solo por detrás de Navidad. El 31 de octubre —y alrededores; hay celebraciones desde el día 1— se disfrazarán siete de cada diez estadounidenses; según Google, este año los trajes ganadores serán de Barbie, Spiderman y Miércoles Addams. Pero, si fuera por el sindicato de actores, no estarían aceptados, al menos para sus miembros, en un movimiento que ha puesto en duda la estrategia a seguir por parte de una entidad que tiene a 160.000 personas en huelga desde hace más de 100 días. Las críticas les han hecho recular, pero solo ligeramente. Y todo cuando el martes se reunirán con los jefes de los estudios para intentar alcanzar un acuerdo.
A finales de la semana pasada, SAG-AFTRA dio a conocer a sus miembros que prefería que no usaran disfraces basados en personajes de ficción. Era válido “escoger disfraces inspirados en personajes y figuras generalizadas (fantasma, zombi, arañas…)” o también, por ejemplo, en “un programa de dibujos animados de televisión”, pero que no fueran personajes concretos creados por los estudios principales contra los que están peleando desde el pasado mes de julio: Disney, Warner, Netflix, Universal, HBO… Ni superhéroes, ni princesas de ficción, ni elencos de famosas series, entre otros. “Usemos nuestro poder colectivo para enviar un mensaje alto y claro a nuestros empleados en huelga de que no promoverán sus contenidos sin un contrato justo”, escribían en un comunicado colgado en un portal específico donde lanzan información acerca de la huelga. Bajo la URL “Halloween guidance from SAG-AFTRA”, guía de Halloween de SAG-AFTRA, la nota ya no está disponible.
Desde ese momento, las críticas arreciaron. El actor de Deadpool Ryan Reynolds contestó a través de Twitter (ahora X) y en tono de humor: “Deseando gritarle ‘esquirol’ a mi hija de ocho años durante toda la noche. No está en el sindicato pero necesita aprender”. La actriz Mandy Moore (This Is Us), que ha sido muy activa desde el principio de la huelga, apoyando al sindicato y sus negociaciones, fue más dura. “¿Es esto una broma, SAG-AFTRA? ¿Esto es lo que es importante? Os estamos pidiendo que negociéis en nuestro nombre y de buena fe. Un montón de compañeros de toda la industria llevan meses sacrificándose. Volved a la mesa [de negociación] y lograd un trato justo para que todo el mundo pueda volver a trabajar. Por favor y gracias”, escribía en sus Stories de Instagram, ante sus 5,5 millones de seguidores.
I look forward to screaming “scab” at my 8 year old all night. She’s not in the union but she needs to learn
— Ryan Reynolds (@VancityReynolds) October 19, 2023
La última y más poderosa voz contra ese mandato ha sido la de la actriz Melissa Gilbert (La casa de la pradera), quien fue presidenta de SAG-AFTRA en dos mandatos, entre 2001 y 2005, y renunció a presentarse una tercera. En su perfil de Instagram criticaba la decisión. “¿ESTO es con lo que venís? Literalmente, a nadie le importa lo que alguien se ponga en Halloween. Quiero decir, ¿pensáis que este tipo de cosas infantiles acabarán con la huelga? Parecemos un chiste”, lamentaba. “Por favor, decidme que vais a quitar esta norma… ¡y poneos a negociar! Por el amor de Dios, la gente está sufriendo muchísimo y esto es lo único que tenéis que decir… venga chicos”, se quejaba, citando las cuentas de Fran Drescher, la actual presidenta del sindicato, y de Duncan Crabtree-Ireland, el jefe de las negociaciones de los actores.
Por el momento, SAG-AFTRA no se ha echado atrás. Solamente ha reculado ligeramente, causando aun más ruido: asegura que la norma “no afecta a los hijos de nadie”, tal y como han afirmado en un comunicado al medio especializado en cine Variety. “Nuestra guía da respuesta a las preguntas de creadores de contenido y a miembros acerca de cómo apoyar la huelga en esta temporada de fiestas. Se creó para ayudarles a evitar promover el trabajo que está en huelga, y son las últimas de una serie de guías que hemos lanzado”, han asegurado. Entre esas guías, piden a los actores que no suban fotos de disfraces “inspirados por el contenido por el que se está en huelga”, para no dar publicidad a los estudios.
Todo esto no hace más que embarrar las negociaciones del sindicato y sus 160.000 miembros con el Amptm, la patronal que agrupa a los estudios principales. Desde que empezó la huelga a mediados de julio, las dos partes tardaron más de 80 días en sentarse a negociar, el lunes 2 de octubre. Pero solo 10 días después las conversaciones acabaron abruptamente y con malos modos tras un profundo distanciamiento. Y justo ahora, este martes 24, volverán a sentarse a la mesa, esta vez con “varios ejecutivos”, según afirmaba Los Angeles Times, presentes.
Las charlas se retoman, además, después de una semana muy agitada en la que el actor George Clooney ha tratado de ofrecer una solución al enquistado asunto. Según se dio a conocer tras el cese de las negociaciones, el sindicato presentó una propuesta de aumento salarial que le costaría a la Amptp un total de 800 millones de dólares anuales (760, en euros), que pagarían entre todas las majors, lo que implicaría un precio de 57 centavos, o 54 céntimos de euros, por suscriptor. Pero estas se negaron. Clooney —que ya en agosto donó, al menos, un millón de dólares para ayudar a sus compañeros— lideró una propuesta, que apoyaban Meryl Streep, Jennifer Aniston, Robert De Niro, Reese Witherspoon, Scarlett Johansson, Ben Affleck y Emma Stone, entre otros, para subirse las cuotas y aportar parte de ese dinero.
Las cuotas de los miembros de SAG-AFTRA son proporcionales. Los actores pagan cada año 231,96 dólares fijos y un 1,575% de sus ingresos, hasta un máximo de un millón de dólares anual de ingresos. El protagonista de Ocean’s Eleven proponía eliminar ese tope de un millón y que se pagara el 1,575% de los ingresos totales; calculaba que supondría unos ingresos extra de 150 millones de dólares en tres años para el sindicato. Sin embargo, aunque desde SAG-AFTRA lo agradecieron y lo consideraron un “gesto de buena voluntad y apoyo”, Drescher y Crabtree-Ireland la rechazaron, asegurando que no sería legal. “Somos un sindicato regulado por leyes federales”, aseguró la presidenta, “y las únicas contribuciones que pueden hacerse a nuestras pensiones y fondos de salud deben ser del empleador”. El turno del empleador será mañana, martes. Si todo llega a buen puerto, quizá los actores estén a tiempo de desempolvar sus disfraces de superhéroes y sus faldas rosas para el día 31.
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