“Una anomalía en el sistema de suministro eléctrico del segundo piso” : esta es la primera explicación dada, el viernes 10 de marzo, por la agencia japonesa de exploración espacial (JAXA) por el fracaso tres días antes del lanzamiento inaugural de su nuevo cohete H3. El accidente amenaza las ambiciones japonesas en el sector espacial.
El lanzador fue destruido en vuelo, catorce minutos después de despegar del centro espacial de Tanegashima, en el suroeste del archipiélago. Llevaba el Satélite de Observación Terrestre Avanzado-3 (ALOS-3). También conocido como DAICHI-3, se iba a utilizar para la observación de la Tierra y la recopilación de datos para la cartografía y la gestión de desastres.
“Nuestra principal prioridad es determinar la causa del problema y restaurar la confianza en nuestros cohetes”, reaccionó Hiroshi Yamakawa, presidente de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA). El fracaso es el segundo en seis meses para la agencia japonesa, después del pequeño cohete de combustible sólido Epsilon, diseñado para lanzar satélites científicos.
Temas de seguridad
El H3 es el resultado de un proyecto lanzado en 2012. Lo llevan la agencia espacial y Mitsubishi Heavy Industries (MHI) y cuenta con una inversión de 200.000 millones de yenes (1.400 millones de euros). El lanzador sucederá al H-IIA, que se retirará del servicio en 2024 después de su 50mi lanzamiento. Sobre todo, debe permitir a Japón posicionarse en el sector espacial comercial. El H-IIA, que tiene una tasa de éxito del 98%, casi solo se ha llevado satélites del gobierno japonés.
Sin embargo, el número de lanzamientos de satélites en el mundo se ha multiplicado por catorce entre 2011 y 2021. Conscientes del interés comercial, pero también de las cuestiones de seguridad relacionadas con el espacio -el «cuarto campo de batalla» después de la tierra, el mar y el aire- el Primer Ministro, Shinzo Abe (2012-2020), había presentado, en enero de 2015, un ambicioso plan para el desarrollo de la industria espacial, que permitió en particular el surgimiento de nuevas empresas locales, como Interstellar, que desarrolla pequeños cohetes llamados «Momo».
Para ser competitivos en un mercado dominado por SpaceX, la empresa de Elon Musk, y sus lanzamientos de 63 millones de euros, los ingenieros de JAXA apuestan por la reducción de costes. Casi el 90% de los componentes electrónicos del H3 son productos ya existentes, algunos de los cuales se utilizan en el automóvil. El motor LE-9 es 1,4 veces más potente que el motor utilizado en el H-IIA. Tiene menos piezas y su estructura es más simple.
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