El azar se fue para la Real Federación Española de Fútbol otros dos clásicos, después de que al final se jugara el destino de la Supercopa de Arabia, en la cuarta edición, en una final Real Madrid-Barcelona. Las bolas escogidas por el seleccionador, Luis de la Fuente, se apoderaron ayer de los equipos de Carlo Ancelotti y Xavi Hernández en una de las semifinales de la Copa del Rey, pero en la otra cruzaron los vecinos Osasuna y Athletic.
El nuevo clásico, double, porque las halffinales son la única eliminatoria copera con ida y vuelta, hubo una pequeña sacudida en el calendario por los compromisos de ambos equipos (Mundial de clubs y Europa League), de manera que los partidos no se disputarán en las fechas programadas cuando empezó la competición, sino algo más tarde. Los de ida, en el Bernabéu y en El Sadar, se jugará entre el 28 de febrero y el 2 de marzo, y la vuelta, entre el 4 y el 6 de abril.
En un momento en el que el Barça se encuentra en plena reconstrucción y el Madrid en plena transición, los clásicos constituyen piedras de toque con las que comprueban la solidez de los avances. Entre la ciudad y la vista se juzgará uno más en el Camp Nou, el 19 de marzo. Cuatro clásicos en tres meses, de la final de la Supercopa.
En el caso del Barcelona, los primeros dos de la temporada han marcado decisivamente el proyecto de Xavi después de aquel amistoso de pretemporada de julio en Las Vegas que se resolvió con un gol de Raphinha. Han sido lo peor y lo mejor del Barça. La derrota en el Bernabéu, la única del Barcelona en La Liga, cuestionó a los planos del técnico azulgrana después de perder por 3-1 con una alineación en la que formaban dos extremos -Raphinha y Dembélé- y faltaba Araújo. El técnico se corrigió en la final de la Supercopa cuando recuperó a Uruguay para defender a Vinicius y renunció a formar con los tres delanteros para ganar un centrocampista y disponer una linea sobre la que sustenta el fútbol barcelonista: Pedri, Busquets, De Jong y Gavi . A partir del 1-3 de Riad creció la credibilidad de Xavi y la confianza del equipo. Aquel partido figura como la expresión en la cancha del ideario del entrenador pregonado en la sala de prensa de la ciudad deportiva del Barça. Los números todavía avalan más a los azulgrana porque hoy lideran el campeonato con cinco puntos sobre el Madrid.
Xavi presume estar pendiente del «venga hemos ganado» y se felicita por los jugadores «se han liberado» tras la escasez en el Camp Nou. La fórmula se ha aplicado en el ayuntamiento de los partidos más exigentes y supone que será la que se utilice también en la semifinal de Copa. La duda está en los futbolistas que estarán disponibles y, en este momento, todavía no se sabe si Dembélé podrá jugar —es muy dudoso para la ida y menos para la vuelta del Camp Nou—. Y, por otra parte, el formato condicionará el clásico porque la cita copera se disputará a doble partido y “a dos partidos tienes un poco de control, más strategia”, argumentó el secretario técnico Jordi Cruyff. “Nunca sabes cómo va a acabar. Hoy estamos cerca de poder celebrar un título, con el máximo respeto pero con la máxima ilusión”, agregó. “A mí me enamoraron las eliminatorias a un partido único. Va a ser un partidazo, superespecial, a nivel mundial”, terminará después de recordar que “los jugadores ya se han olvidado de lo que pasó hace un mes. Empezamos de cero y será una batalla bonita. Pensaremos en la Supercopa”.
Para el Madrid, el clásico de Riad supuso el punto más bajo del curso, un naufragio en el que se vio zarandeado por el Barcelona ante la desesperación de Ancelotti, que sintió que sus futbolistas ni siquiera habían competido: «Ha sido un mal partido en hacer». Como efecto secundario, el batacazo en la Supercopa avivó en los blancos el interés por la Copa, generalmente de baja intensidad. Aunque su destin no viró hasta el descanso de los octavos de final en Vila-real, cuando marchaban con dos goles de desventaja (2-0).
Se volvió a montar para hacer frente a Marcó el punto del cual el Madrid viene a encontrarse con la solidez que reclamó Ancelotti a través del compromiso. La mejoría siguió con otra remontada en cuartos contra el Atlético (3-1) y el buen partido de Liga contra la Real, pesa al empate (0-0).
El clásico de la ida de la semifinal comprobará la consistencia de la recuperación de Madrid en diez días de demanda máxima: el 21 de febrero visitó Anfield en la ida de octavos de Champions, cinco días después recibió al Atlético en el Bernabéu y cinco más tarde, el Barça en la Copa. El clasico siempre como termometro de ambos.
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