Entre un mercado laboral que se les revela y un precio de cuenta insuficiente del trabajo doméstico que brindan para cuidar a los más jóvenes y mayores, las mujeres siguen siendo las perdedoras del sistema de pensiones italiano. Los datos publicados por el INPS, el Instituto Nacional de Seguridad Social, en su informe de 2022 así lo demostraron una vez más.
Es cierto que la brecha salarial entre hombres y mujeres es relativamente pequeña en Italia, gracias a una distribución bastante igualitaria en el sector público y al hecho de que las mujeres que acceden al empleo en general tienen un nivel educativo más alto que el de los hombres. Pero, entre otros factores, las diferencias en el acceso al mercado laboral italiano, con una menor participación de las mujeres, sigue ampliando la brecha de género en la jubilación, ya que las pensiones que reciben las mujeres representan el 60% de las que reciben los hombres, según el INPS.
Además, sólo el 45% de las mujeres jubiladas perciben pensiones derivadas de su actividad profesional anterior, cuando es el caso del 70% de los hombres. También están sobrerrepresentados entre los perceptores de pequeñas pensiones, mientras que los hombres están más representados a medida que aumentan los tramos.
Obligaciones familiares
Estas desigualdades también surgen desde el punto de vista de las diferencias en la acumulación de capital, incluso si Italia está muy cerca de la media europea en este aspecto. Así, según el estudio “Global Gender Wealth Equity 2022”, del grupo de consultoría y corretaje de seguros WTW, la riqueza constituida por las mujeres en Italia en el momento de la jubilación corresponde al 76% de la de los hombres.
Más allá del retiro de las brechas salariales horarias −bajas, con una tasa del 6% que sin embargo puede llegar al 17% en el sector privado−, las desigualdades entre los sexos frente al sistema de están relacionadas con las obligaciones familiares que son esencial para las mujeres en Italia. Los mecanismos de conciliación de alimentos para hijos o padres mayores no son suficientes para permitir a las mujeres conciliar la vida profesional y la vida familiar de manera óptima.
La fragmentación de las carreras de las mujeres y su corolario, el trabajo doméstico no contabilizado, repercute en la edad de jubilación
De hecho, el caso italiano es ilustrado, según el estudio de WTW, por la naturaleza particularmente costosa de los servicios de cuidado infantil que pueden alentar a las madres a abandonar su actividad para poder criar a sus hijos, y el trabajo doméstico no remunerado agrava aún más las brechas.
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