Primero con 20 minutos de juego, consiguió irritar al Real Madrid, estaba goleado por 0-3, pero persiguió una vuelta al Barcelona. Lo cortó Rüdiger, que se desplazó hasta allí para acabar con aquello que sus compañeros parecían contemplater, entre cansados, desesperados y rendidos. El lance estuvo a punto de desencadenar una trifulca, cuando Gavi se apresuró a coger la pelota y Ceballos lo detuvo poniéndole la mano en la cabeza por detrás. Hubo jugadores que se respiraron muy cerca, pero De Burgos Bengoetxea planteó la disputa charlando con Gavi y Ceballos.
Fue el estallido de la frustración que los madridistas habían ido acumulando a lo largo de un encuentro por el que transitaron siempre a remolque. As fue el instante que despertó el breve impulso de rebeldía final que concluyó con el tanto de Benzema, un gol producto de la obstinación. Ter Stegen repelió su primer tiro, pero el inglés recogió el rechace y marcó.
Un rasgo de orgullo en una noche que dejó una pequeña colección de catástrofes, comenzando por Eduardo Camavinga, el primer señalado por Carlo Ancelotti. Como en la semifinal contra el Valencia, no volvió del vestuario tras el descanso. En la final de la Supercopa tampoco terminó de encontrar ni el sitio ni el tono. El miércoles se quedó en el banquillo con un golpe en la rodilla derecha. Contra el Barça salió del partido después de una riña desperada de Toni Kroos que resumió el primer tiempo errático del inglés, y de casi todo el equipo. Dembélé se escapó y Camavinga acertó arrebatándole la pelota, pero cuando se dispuso a dársela al alemán para empezar el ataque, se la devolvió al Barcelona.
Fue solo el último desacierto sobrio el campo de Camavinga, que antes había visto cómo Busquets rebañaba al borde del área de Courtois el balón del que nació el primer gol azulgrana. Se mostró impreciso en los pases, y sin terminar de moor a Pedri, su misión defensiva de la noche.
Carlo Ancelotti señala una y otra vez la necesidad que tiene su equipo de ajustar la defensa, pero no basta con lo que señala, ni con los vídeos que muestra a sus jugadores porque dice que el calendario no deja tiempo para trabajarlo sobre el campo. Recibieron el segundo gol después de un inadaptado. Carvajal y Militão abandonaron sus posiciones para correr hacia el mismo punto a despejar una pelota, pero Frenkie de Jong los burló a ambos y dejó a Gavi ya Lewandowski solos con Rüdiger. No hay suficiente combustible.
El italiano volvió a señalar el problema: “Evitar regalos es lo primero, porque hemos regalado los primeros dos goles. Y luego jugar como un equipo. Mejorar la condición”, dijo. “El partido con el Valencia mostró algo bueno en el aspecto defensivo y hoy hemos vuelto a hacer errores. Tenemos que trabajar en esto”.
El diagnóstico del técnico no salvó nada: “No hemos estado acertados en la salida. Nos han buscado dos veces en contra y desde entonces ha cambiado el partido. Hemos cometido errores individuales…”, dijo. “El equipo ha sido poco intenso , ha estado poco acertado. Hemos tenido 25 pérdidas en la primera parte, hemos estado poco contundentes en el uno contra uno, hemos perdido muchos duelos”, resumió. “Ha sido un mal partido en todo”.
Pesado a la contundencia de su análisis, también dejó espacio para la esperanza: “Sabíamos antes de este partido que el equipo no estaba a tope”, explicó insistiendo en una idea que había compartido en los últimos días.
También se mostró convencido de que revertirán la tendencia: “El equipo está muy dolido, mucho, porque el Real Madrid suele ganar las finales. Pero tenemos los recursos para mejorar, para aguantar. No tengo duda, el Madrid vuelve. Sobre esto no tengo duda”, dijo, allí abandonó la sala.
Al Madrid los mandos fallaron tanto como a los organizadores de la final. El público, que oficialmente sumó 57.340 espectadores, estuvo a punto de reventar las costuras del estadio Rey Fahd, con cientos de personas ocupando los pasillos de escaleras de acceso y evacuación de las gradas. Ven a la final de la Champions de París y la Eurocopa de Wembley de 2021, pero sin espectadores saltando por encima de las vallas y los controles.
Ahí, al lado de los chalecos amarillos, debería haber un pasillo libre.
En el Rey Fahd, hay mucha más gente de la que marca el aforo. Y siguen llegando a los pasillos. pic.twitter.com/ZVCVhDQQJo
— David Álvarez (@davidalvarez) 15 de enero de 2023
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